miércoles, 17 de junio de 2015

TIERRA poemas y música de las esferas


Hacia la Cultura de la Hospitalidad

No es la primera vez que uso esta frase como título o subtítulo. Uno de mis libros lo lleva y no menos de tres artículos. Aun más: he usado en unas cien conferencias la idea que ahora vuelvo a desplegar. La reiteración solo intenta, acaso vanamente, compensar el desmoronamiento de lo que fue la principal norma de comportamiento de tantas culturas. Ya saben: aquello de compartir, acoger, ayudar a los semejantes y muy especialmente a los forasteros. Sabiendo, por supuesto, que uno de los mejores tratos que podemos recibir es precisamente el que otros sean hospitalarios con nosotros.
Considero que las conductas hospitalarias son uno de los mejores logros de la inteligencia y que resulta inseparable de la ética más elemental. Algo que en absoluto debe quedar reservado en exclusiva para nosotros mismos. No seremos suficientemente humanos hasta que no incluyamos entre lo merecedor de respeto a todo lo que vive o permite la vida. Nada nuevo desde el momento en que ya lo propusieron algunos de los primeros sistemas filosóficos de la historia. Por eso mismo, el quehacer que evidencia este disco-libro entronca con mucho de lo mejor que se nos ha pasado por la cabeza y, a veces, hemos llevado a la práctica.  
Casi todo lo que, entre tantos otros,  los naturalistas, ecólogos, forestales y agricultores sensatos nos traemos entre las acariciadoras manos de la emoción es precisamente el que seamos agradecidos con lo que nos acoge. He definido al pensamiento ecológico como el que plantea cuidar de lo que nos cuida, comprender a lo que nos comprende, salvar a lo que nos salva. En fin, ser hospitalarios con lo que nos hospeda. La revitalización de las viejas culturas de la hospitalidad se comportaría como tantas veces hace el injerto de una vara vieja del mejor frutal en el patrón de su antepasado silvestre. Unir, por tanto, el poder vivaz y joven de lo espontáneo con lo que no deja de ser un producto cultural. Considerar que poco, o nada, resulta más provechoso como saber usar culturalmente, es decir cuidadosamente, la Natura.

Muy al contrario hoy arrecia la ausencia de reciprocidad hacia lo que implica el que nos acoja un planeta. En realidad, se ha perdido de vista el que conviene comportarse con lo demás como lo demás se comporta con nosotros. Todos sabemos que nos concedemos un derecho de ilimitada arrogancia, que comienza por despreciar a lo que proporciona la vivacidad, al planeta y a cada uno de sus inquilinos. Algo que hace desde que hay vida y sin desmayo (bueno, con cinco desmayos o extinciones masivas del pasado). Como estamos en la sexta y es la única que se podría evitar, necesitamos un imponente antídoto. Una de las medicinas es un disco-libro como el que ahora puede pasearse por tus oídos y tus ojos: música y poemas que hospedan hospitalidad.
Resumo, pues, todo lo hasta aquí escrito con la palabra más bella que conozco: ATALANTAR, que significa, entre otras cosas, la máxima expresión de cuidado y acogida. De hecho, suelo usar, como despedida de casi todo lo que escribo y pronuncio en público, un GRACIAS Y QUE LA VIDA OS ATALANTE.

Joaquín Araújo


El próximo sabado 20 de Junio de 2015, dentro de las actividades programadas en el festival POBORINAFOLK del  El Pobo de la Sierra (Teruel) presentaremos el CD "TIERRA poema y música de las esferas".  Será a las 12,30 horas en la Plaza Mayor.


http://www.poborinafolk.es



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